Escuchamos a todos los partidos políticos decir que esta legislatura debe tener a la Justicia como uno de los temas prioritarios. No es nuevo, la Justicia es piedra angular del Estado, pero es generalizada la impresión de que no responde con eficacia a los problemas de la sociedad. Nos fiamos de ella, pero conocemos su lentitud y su desbordamiento.
El poder judicial se ha visto envuelto en batallas políticas que han focalizado la atención sobre sí, obviando el verdadero reto, la inaplazable modernización de la administración de justicia que le devuelva prestigio y confianza como servicio público.
Los porcentajes de opiniones desfavorables son altos, y no se valora la ingente labor de la inmensa mayoría de los jueces españoles. Se habla de que sus medios materiales son decimonónicos e insuficientes para una sociedad tecnificada y globalizada, lo que resulta exagerado, pues con los sucesivos gobiernos y con la cesión de competencias a las autonomías se han producido avances, pero insuficientes y su situación está lejos de ser satisfactoria. Son evidentes la descoordinación informática y las clamorosas disfunciones a las que poner coto, baste recordar el caso de la niña Mari Luz. Es urgente un acuerdo político en la búsqueda de un poder judicial fuerte y un servicio público cercano, con garantías, agilidad y prontitud.
En Villacarrillo, cabeza de un extenso partido judicial, con el riesgo de hablar desde fuera, se perciben problemas peculiares. Una alta rotación de jueces, que los deja en Villacarrillo en sus primeros destinos para acabar marchándose sin que duren más de unos pocos años. Algunos acaban alcanzado fama mediática o judicial, como Baltasar Garzón, pero también Santiago Pedraz, que desde el año 1984 ha hecho un largo recorrido hasta la Audiencia Nacional, instruyendo importantes causas. Y otros muchos por todo el territorio nacional que se iniciaron en Villacarrillo. Los actuales, jóvenes, sensatos, preparados, seguirán el mismo camino.
En cuanto al edificio, sale adelante una profunda reforma que, a falta de detalles, vaciará el edificio, reconocidamente poco funcional, conservando la fachada, para adecuarlo a las necesidades de una justicia moderna. Entretanto se perfila como sede provisional con ayuda del Ayuntamiento, aunque no es seguro, la planta superior del mercado de abastos.
3 comentarios:
La justicia es un desastre, ya he tenido experiencias en las que por culpa de un juzgado o prescribe o no se encuentran pruebas o yo que se. Esto no hay quien lo arregle. Y quien tenga un juicio, por mucha razón que lleve que se eche a temblar.
Lleva razón el anterior, da miedo tener un juicio sobre todo si eres la víctima, puede salir cualquier cosa y acabar saliendo el tiro por la culata. Arreglo si que tiene pero hay que darle la vuelta como un calcetín
Los jueces son la parte menos contaminada del sistema. A pesar de los intentos de control político en las altas instancias, los jueces repartidos por toda España mantienen una independencia admirable. Faltan medios y faltan juzgados y jueces para que no se produzcan los enormes retrasos en los juicios que gangrenan la justicia.
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