Recientemente se han conocido hechos y datos sobre la célebre batalla de Baécula y el descubrimiento de un asentamiento íbero en parte de nuestro término municipal. El asunto es de tal importancia y de tan alto interés que voy a dedicarle varios artículos en sus distintas facetas. Para empezar voy a transcribir un artículo que publiqué hace años en el libro de fiestas, y continuaré con cuanto desde entonces conozco que haya salido a la luz.
Corría el año 208 a.C. y el general romano Escipión, después llamado El Africano, tras la conquista de Cartago Nova (actual Cartagena) a los cartagineses, ponía rumbo a la cuenca minera de Sierra Morena, controlada desde Cástulo y vital fuente de recursos para el imperio cartaginés. La marcha fue muy rápida para impedir que unieran sus fuerzas los generales cartagineses, Magón, Giscón y Asdrúbal. Escipión marchó sobre las posiciones de Asdrúbal, quien cambió su campamento a las proximidades de Baecula, actual Bailen, buscando un emplazamiento seguro y fácil de defender. Llegado Escipión se planteó la batalla, descrita por el historiador Polibio. En ella participaron más de 40.000 hombres, y el campo de batalla y el campamento de Asdrúbal, ocupaban una superficie que recorre 15 kilómetros. Se contaron 10.000 bajas.
Hasta ahora la batalla se suponía próxima a Bailén. Sin embargo un equipo de investigadores de la Universidad de Jaén dirigidos por el profesor Arturo Ruiz, han descartado esta hipótesis y la reubican próxima a Santo Tomé. La investigación atribuye el nombre de Baecula al oppidum de los Turruñuelos, entre los términos municipales de Villacarrillo, y Úbeda, y señala el monte de las Albahacas como el lugar donde se libró la batalla pues los restos de material de guerra coinciden cronológicamente con la batalla de Baecula. Para estos municipios puede suponer su acontecimiento histórico más importante y obligará a los estudiosos a una aproximación sobre él. La zona alcanza un alto interés para los estudios arqueológicos y la investigación científica y su futuro se unirá al ambicioso proyecto “Viaje al tiempo de los Íberos”, que pretende articular los bienes muebles e inmuebles con la documentación interpretada por la investigación histórica y arqueológica, para poner en valor las huellas ibéricas de primer nivel existentes en la provincia de Jaén. Villacarrillo ya tiene un trecho recorrido, pues desde el año 2003 tiene catalogado y protegido el yacimiento arqueológico de los Turruñuelos. Catalogación que se evidencia acertada y protectora de un patrimonio arqueológico que crece en magnitud e importancia
Pero lo atractivo es el desarrollo de la batalla de Baecula. Y no me resisto a transcribir la descripción que de ella hace el mencionado historiador Polibio.
Para Roma, la caída de Cartago Nova fue un alivio: volvía a llevar la iniciativa en Hispania; y el riesgo de que Aníbal recibiese ayuda desde la Península era cada vez menor. Escipión pasa el invierno del 209 en Tarraco preparando la campaña del año siguiente. El trato ofrecido a los rehenes de Cartago Nova consiguió adherir a numerosos jefes de tribus hispanas a la causa romana, entre ellos: Edecón, caudillo edetano, e Indíbil y Mandonio, caudillos ilergetas. Su objetivo era capturar las minas de plata cartaginesas de Sierra Morena, necesarias para pagar a sus ejércitos mercenarios. Próximo a Cástulo acampaba el ejército de Asdrúbal Barca, del que Escipión conocía su intención de acudir a Italia en ayuda de su hermano, Aníbal, por lo que era imprescindible una rápida intervención que lo impidiera.
En la primavera del 208 puso rumbo al sur, con sus espaldas protegidas y seguro de que si se unieran los ejércitos púnicos tenía refugio en Cartago Nova. Sin dar tiempo a que pudieran unírsele bien Magón, desde el sur, o Asdrúbal Giscón, desde el oeste, avanzó con rapidez sobre las posiciones del bárquida, encontrando a los cartagineses en las proximidades de Baecula. La posición elegida, una pequeña colina, protegida por un río, que discurría a espaldas del campamento y, delante de ella, un llano en el que podía desplegarse todo el ejército cartaginés en formación de batalla. Un peñasco que dominaba el llano hacía muy difícil el acceso por los flancos. En la parte delantera de la colina existían dos terrazas en las que emplazó las tropas: sobre la más baja la infantería ligera, la caballería númida y los honderos baleáricos, y sobre la más alta su propio campamento. Escipión al apercibirse de la sólida posición que tenía el enemigo dudó sobre la conveniencia de atacar. Era consciente de que no podía esperar mucho, pues corría el riesgo de ser cogido por la espalda por alguno de los otros ejércitos cartagineses. Tras dos días de acecho, decidió probar suerte y tantear al enemigo.
El relato de Polibio muestra claramente cómo se desarrolló la batalla. Narra el autor griego que, Escipión hizo salir del campamento a los vélites y parte de la infantería, ordenando que el resto de las tropas, que permanecían en el campamento, estuvieran preparadas para intervenir en caso de que su colaboración se hiciera necesaria. Escipión arengó a sus hombres manifestando la inferioridad del enemigo, que no se atrevía a luchar en campo abierto y que se refugiaba en las alturas de una colina, desconfiando de sus armas y de su valor; recordó que a pesar de que las murallas de Cartago habían logrado tomarlas. La moral que los romanos habían adquirido en la campaña anterior, se dejó ver en el combate. Se batían con tanto arrojo que los cartagineses comenzaron a pasar dificultades, a pesar de tener las mejores posiciones desde las que arrojaban gran cantidad de armas y proyectiles. Asdrúbal, viendo peligrar la situación, hizo salir a su ejército y lo aproximó al peñasco. Esa maniobra fue aprovechada por Escipión para hacer entrar en combate a su infantería ligera en batalla y realizando una maniobra envolvente con el resto de sus fuerzas, rodeó el peñasco, atacando el flanco izquierdo de los cartagineses, en tanto que Lelio hacia lo mismo por el derecho. Asdrúbal, reaccionó demasiado tarde y no pudo desplegar sus tropas. Viendo como sus alas cedían al empuje romano y los soldados, que intentaban ordenarse en formación de batalla ,no tuvo más remedio que dar la vuelta y huir. Al percatarse de que el enfrentamiento tomaba un cariz demasiado adverso, Asdrúbal consideró que era más sensato salvar lo que quedaba de su ejército que continuar la lucha y arriesgarse a perderlo todo; reunió los fugitivos que pudo, levantó el campamento con celeridad y emprendió la huida.
Y tan magna batalla resulta que se desarrolló muy cerca de La Caleruela.
5 comentarios:
Tengo entendido que se han desenterrado calzadas romanas y cerámica de la época, y que puede tratarse de una ciudad completa. De ser así el descubrimiento tendría grandes consecuencias. Si el ayuntamiento tiene alguna información sería bueno que la difundiese,aunque por otro lado se expone al expolio.
Puesto que estos hayazgos son de gran interes historico y por su puesto como reclamo turistico para un futuro no muy lejano.
Mi cuestion es por que no se proteje o se reconstruye el castillo de los moros de Mogón.
Esto es superinteresante y estoy deseoso de conocer mas detalles de ese poblado de hace 2000 años. Quiero saber si se pueden hacer visitas y donde estan los restos que se ha encontrado, si hay algo publicado y algun museo que se pueda visitar. Mi abuelo me contaba que por la zona de Mogon y La Caleruela se habian encontrado hasta joyas y monedas de oro y que cada cierto tiempo salian estatuas y anforas y que todo se vende en el mercado negro.
Muy interesante este artículo, pero nos podías concretar un poco más (hasta donde puedas) cuando hablas de "Villacarrillo tiene catalogado y protegido el yacimiento arqueológico de las Turruñuelas".
En el termino de torafe en el paraje Huerto Viejo se conserva todavia un toreon de los moros en perfecto estado ¿no se deveria conservar, y no dejarlo? acual quier hora el propietario del olivar lo destroza y no se entera nadie.
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