miércoles, 10 de junio de 2009
Elecciones en la Cooperativa Cristo de la Veracruz
Reconozco que me han sorprendido los resultados de las elecciones al Consejo Rector de la Cooperativa Santísimo Cristo de la Veracruz.
Esta empresa es para mi muy querida, no en vano mi padre fue durante 35 años encargado en la misma, yo nací y viví en una casa que albergan sus instalaciones, y mi infancia y juventud están ligadas a ella. He visto pasar por ella presidentes, trabajadores, agricultores, en resumen, buena parte del pueblo de Villacarrillo.
La empresa molturó en la campaña 2007/08 más de 14 millones de kilos de aceituna, lo que genera un movimiento económico en torno a los 1.400 millones de pesetas, más la subvención, y tiene casi 900 socios.
A nadie se le escapa que la situación del sector olivarero es muy delicada. Por eso las decisiones que se toman en el seno de las cooperativas en estos momentos son especialmente importantes.
Los consejos rectores se elijen de forma democrática entre los cooperativistas y reflejan su opinión y estado de ánimo sobre los entrantes y los salientes.
No es usual que un presidente pierda unas elecciones y, desde la ignorancia de la situación interna, pensaba que una candidatura sin experiencia no lograría desbancar a un presidente que lleva bastantes años al frente. Algo ha ocurrido que se me escapa.
Empiezo por decir que los cargos de presidente y resto del consejo rector son hoy en día altruistas, nada se percibe fuera del compromiso y la satisfacción de trabajar por la empresa y el pueblo. Y esto sucede en asociaciones, partidos, ayuntamiento, clubes y prácticamente todas las entidades locales. Y ese desprendimiento de las personas que ocupan los cargos, en este caso no lo veo justificado. Una empresa de la que dependen tantísimas familias, debería profesionalizar o semiprofesionalizar los altos cargos de gestión y dirección, aumentar su dedicación y su preparación. Dicho esto no cabe más que admirar a quienes sabiendo que con escasas compensaciones se exponen a ser la diana de los problemas de tantos agricultores.
Conozco a Pablo Coronado, el presidente saliente, vehemente, culto, apegado a su tierra y no puedo más que desearle que disfrute del tiempo ganado tras el abandono del cargo.
Conozco a Antonio Javier Tello, el presidente entrante, hijo de Juan, un antiguo trabajador de la cooperativa con el que compartí muchos momentos en mi infancia. Su competencia para el cargo está por demostrar, y siendo generosos no podemos más que esperar que por el bien de tantas familias, su gestión sea acertada.
Me habría gustado conocer sus planteamientos respecto de la situación del sector, respecto de los grupos de productores que se están formando, respecto de las propuestas de almacenamiento privado, respecto del destino de las antiguas instalaciones de la cooperativa (en donde el Ayuntamiento hizo un esfuerzo urbanístico con las modificaciones del P.G.O.U.), respecto de la política de ventas, respecto de actuaciones que se desarrollen internamente para ganar mercado, respecto de la posibilidad de inversiones conjuntas para promoción y marketing, respecto de las actuaciones que se demandan a las administraciones y de las iniciativas propias que no dejen siempre las soluciones a los problemas en manos de los demás, en resumen su programa de actuación. Y reconozco que no dispongo de esa información. Tendremos oportunidad de conocerlos.
Como final del artículo incluyo las dos candidaturas que se presentaron para el mencionado consejo rector:
1ª: Pablo Coronado Rodero, Miguel Soto Díaz, Alfonso Montañez Torrente, Arturo Gabriel Luna Cruz, Lorenzo Mora Garvín, Antonio Campos del Arco, Miguel Ruíz Gómez, Diego Mora Garvín, José Ramón López Paco.
2ª: Antonio Javier Tello Jiménez, Felipe Moya Marín, Francisco José Jiménez Torres, José Carlos Mora Garvín, Ángel Moya Garrido, Luis García Soguez, Francisco Luis Puerta Mora, Sebastián Moya Hidalgo.
Puede encontrarse información propia en su página web http://cooperativaveracruz.com
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7 comentarios:
Sin ánimo de agraviar a nadie, parece ser que la causa de la caida de Pablo Coronado, según se comenta, ha sido cierto autoritarismo, no contar con sus propios para la toma de decisiones, que de alguna forma le ha vuelto la espalda.
Aunque en mi opinión no había motivos suficientes para el cambio, pues ha demostrado dedicación, conocimiento, desinterés y algunas decisiones acertadas.
Me sorprende que en este blog todas las opiniones sean mesuradas y nadie saque los pies del tiesto, pues es la absoluta excepción. Encontrar un sitio con opiniones diversas sin insultar, agredir verbalmente, difamar, o subir la voz no me lo he encontrado en ningún espacio de internet. No creo que se deba al azar ni a la buena educación de "todos" los participantes, por lo que intuyo un moderador.
De cualquier forma es reconfortante poder dialogar sin aspavientos y sin levantar la voz. Que siga así.
Esta no es la cooperativa más importante de Villacarrillo, pero tiene un pedigrí adquirido con los años. Sus problemas son los mismos que el resto de las cooperativas y me temo que sus formas de afrontarlos también son las mismas.
Sospecho que los presidentes y los consejos rectores se encuentran condicionados a la hora de plantear cambios con unas formas de pensar de los socios muy arraigadas y arcaicas.
No se entiende que cualquier mejora, que cualquier propuesta de cambio, que cualquier avance, se vea frenado en seco si supone alguna aportación económica por mínima que sea. Y hay que reconocer que en nuestro pueblo no es que los agricultores sean empresarios conservadores, es que son empresarios inmovilistas.
Mientras no cambie la dinámica de no poner un céntimo para algo que no sea beneficio inmediato, mal nos vendrán dadas.
Estamos en el punto donde todo se fia a que la Junta o el Gobierno o Europa nos saque las castañas del fuego. Mucha manifestación, mucha tractorada, mucha protesta, mucho pedir, pero poca iniciativa.
Si en esta situación, que no se si será situación límite, pero si peligrosa, las asambleas no deciden poner dinero e invertir en comercialización, no nos salva ni el Banco Mundial.
Mira lo que están haciendo los fabricantes de automóviles: más promoción, más buscar mercados, más agresividad vendiendo, más buscar compradores, más publicidad.
Al Sr. Tello: valentía y asumir riesgos, y si los socios no te apoyan, pues tranquilo a tu casa porque el camino es el que es, y estar de presidente para gestionar con las ideas de otros no tiene sentido.
Hoy he leido en la prensa que la Junta de Andalucía ha convocado subvenciones para la unión de cooperativas para mejorar la comcercialización, y que se trata de cifras importantes. Es una oportunidad de que no se puede dejar pasar, como hemos hecho tantas veces.
Personalmente no veo que conocimiento del sector tiene el nuevo consejo rector. No se si será una casualidad que Francisco Jiménez que es noseque en la cofradia del Cristo de la Veracruz, también lo sea en la cooperativa del Cristo de la Veracruz.
En cuanto al nuevo presidente, no se le conocen conocimientos (valga la redundancia) del campo o del mercado del aceite. Esperemos que los socios no pasemos un calvario.
Van a venir tiempos más duros aun, y seguimos sin darnos cuenta de que tenemos que cambiar nuestra mentalidad y sistema de trabajo. Tenemos que abaratar costos y rentabilizar al máximo nuestros recursos, todo por el individualismo que nos invade.
Veo grandes productores con maquinarias modernas que las rentabilizan al máximo y nuestro pueblo está lleno de pequeños agricultores, eso sí cada uno con su tractor, remolque etc., algunos de ellos no llegan a tener más de mil olivos, a los que les resulta imposible seguir la marcha de este mundo global en el que estamos. Por ello creo que las cooperativas deberían unirse y trabajar el campo como si de una empresa se tratara, hacer del campo una sola linde y donde los propietarios fueran accionistas. Pero creo que no estamos preparados para ello, solo nos unimos cuando no vemos otra salida, como cuando la sequia amenazó e hizo que la gente se uniera para hacer pozos y el campo más productivos.
En todos los comentarios no encuentro nada que se refiera al empleo de los trabajadores del campo. Estamos preocupados por abaratar costes de producción, que nos paguen el aceite al mayor precio posible, que la subvención sea cuantiosa y llegue hoy en lugar de mañana; todo esto es muy legítimo, pero quien piensa en el trabajador por cuenta ajena de nuestro pueblo que sólo consigue trabajo durante periodos relativamente prolongados en muy pocas empresas agrícolas de la localidad. Luego disfrutamos de fotografias de agricultores manifestándose, legítimamente, en Bruselas, Madrid, Sevilla por la defensa del SU OLIVAR pero no de los que viven del trabajo por cuenta ajena en el campo.
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