Me encontré con esta palabra hace muy poco leyendo la sección médica de un diario. Confieso que me gusta conocer, y utilizar, nuevas palabras, aunque en el mundo en que vivimos nos hemos acostumbrado a comunicarnos con un cada vez más reducido número de vocablos, renunciando a la enorme riqueza expresiva del castellano en busca de hacernos entender y huyendo del calificativo de pedantes.
Y me interesó esta palabra porque define una patología del comportamiento que me resultó tremendamente familiar. Dicen los psicólogos que se trata del hábito de diferir, aplazar o postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes y agradables.
Confieso que cada día me propongo una agenda completa de actividades, pero al cabo del mismo compruebo que las más importantes, o las que necesitan más concentración, o las que más me imponen o más temo, acaban siendo trasladadas a la agenda del día siguiente o al siguiente. Y para convencerme de que aprovecho el tiempo, lo invierto en otras pequeñas actividades perfectamente prescindibles, pero que me tranquilizan conmigo mismo.
Parece ser que se trata de un trastorno del comportamiento para evitar la ansiedad ante un acto abrumador, tedioso o aburrido, es decir, estresante, por lo cual se autojustifica posponerlo a un futuro sine die.
Evidentemente no se trata del traspuesto refrán "No hagas hoy lo que puedas dejar para mañana", más propio de un vago, sino de una conducta de evasión. Es muy reconocible en el "síndrome del estudiante" (muchos estudiantes posponen la entrega de sus trabajos hasta el último minuto del último día), y se observa en otros grupos sociales, como la multitud de personas que deja para última hora la presentación de la declaración de la renta.
Claro que después de hablar con bastantes amigos, parece ser que lo que los psicólogos ven como un trastorno de la conducta es una generalizadísima práctica en la que se verán reflejados casi todos cuantos lean este artículo.
Y si eres de los que piensan que ya llegará el momento óptimo y la inspiración para acabar esa tarea importante que tienes pendiente, ya sabes cómo llamarte: procrastinador.
Y ahora que lo pienso, este mismo artículo lleva bastantes días en mí intención y lo he ido traspasando en mi agenda de página en página.
1 comentario:
Yo pensaba que este era un blog de política y de Villacarrillo.
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