El Pleno Municipal acaba de aprobar la actualización del padrón municipal de Villacarrillo. Se trata de las cifras de población a 1 de enero de 2010, y su interés resulta evidente tanto para el ciudadano como para el político.
Hace poco más de un año ya comentábamos en este blog, algunas impresiones sobre la evolución histórica de la población en el artículo Población en Villacarrillo. Ahora es interesante y necesario comprobar las variaciones.
El primer dato que salta a la vista es el incremento de población, subimos en un año casi 100 habitantes. Y curioso es conocer que somos 166 hombres más que mujeres, 5.776 por 5.610, dato al que algunos sacarán punta de forma jocosa.
Si alguien piensa que el aumento de población se debe al aumento vegetativo de los nacimientos, se equivoca, en 2009 se han producido 86 nacimientos por 108 defunciones, justo en la dirección contraria. Una conclusión inmediata es que la media de población envejece, lo que tendrá consecuencias en campos como el de la escolarización, donde ya se están produciendo problemas con la tendencia a la supresión de unidades de Educación Infantil, con 91 alumnos nuevos para el curso 2010/11, con la reducción de oferta educativa, plantillas de profesores y desplazamientos de alumnos entre centros. Afortunadamente, la cifra de nacimientos en 2008, que serán los escolarizados en el siguiente curso, aumenta a 102. Una tendencia en zig-zag que no resulta nada conveniente a nuestros intereses locales.
Una pregunta inmediata es: "si mueren más personas de las que nacen ¿porqué aumentan los habitantes? La respuesta es obvia, por traslados de empadronamientos de otras localidades hacia Villacarrillo. Y confieso que en un primer momento pensé que se trataba de magrebies y subsaharianos, lo que técnicamente se llama inmigrantes no comunitarios, pero profundizando en algunas cifras no publicadas se comprueba que estos suman unos 90 en la localidad, buena parte de los cuales ya residía en Villacarrillo el año anterior, por lo que su aportación al aumento es limitada.
Sólo queda una explicación, el traslado de individuos y sobre todo de familias de otros puntos del territorio nacional. Y aquí abandonamos los datos y entran las percepciones a partir de lo que se observa en el Ayuntamiento, principalmente en el área de Empleo, esto es, que se trata de una fracción de los miles de villacarrillenses que emigraron entre los años 50 y 70, la inmensa mayoría de los cuales está bien instalado en sus destinos, pero algunos de los cuales regresan bien sea por el deseo de la vuelta a sus orígenes, bien por problemas laborales que le llevan a un entorno rural más protegido, entre familia, pequeñas ocupaciones agrarias, ocasionales trabajos municipales y limitada cobertura de desempleo.
Hemos acabado viendo como se invierte, o al menos se empareja, el nivel de vida de nuestro pueblo con el de la quimera de la emigración: las zonas industriales del arco mediterráneo, el norte y la capital del Estado. Entremedias el desgarro de miles de villacarrillenses en la diáspora. Una herida afortunadamente cerrada, pero que ha marcado varias generaciones dentro y fuera de Villacarrillo.
Como político, aparte de las conclusiones que he comentado, tengo que pensar en otras consecuencias, como la evolución de las necesidades e intereses municipales: servicios, vivienda, impuestos, y otros colaterales. Pero ese es un aspecto de la gestión municipal que probablemente interese a pocos.
En 2011 tendremos oportunidad de comprobar si se consolidan las tendencias o si sólo se trata de una situación meramente coyuntural.