Sobre las cifras de producción de aceituna

Hace unos días conocíamos las elevadas cifras de la cosecha de aceituna. Cifras que no enmascaran la preocupante situación del sector, provocada por la caída progresiva del precio del aceite. Según el pool, 1´87 € el virgen y 2´06 el virgen extra.

Hay acuerdo en cuanto al origen del problema en la inestabilidad de los precios, 300 productores (cooperativas) vendiendo y tres empresas (grandes grupos) comprando. No es difícil asegurar quien impone precios y condiciones. A esto se añade el problema de la comercialización, o mejor dicho, de la ausencia de comercialización. Si la producción y la calidad han alcanzado altos niveles, sigue siendo inexistente la inversión en comercialización, y esa es una cuestión en la que bastante responsabilidad tienen los productores, buenos agricultores pero con escasa visión empresarial. Tenemos el mejor aceite del mundo al precio más barato.

Y en este aspecto escuche hace poco a un entendido una reflexión en la que añadía a la falta de una imagen común (como pudiera ser la de la denominación de origen de Rioja) y la fragmentación de marcas y denominaciones, la nula actuación en cuanto al marketing. Para vender un producto, y lo vemos a diario en TV, no basta con su calidad, hay que meterlo por los ojos, y para eso es crucial la marca. Y me preguntaba si yo creía que el Bilbao o en Toulusse la mejor marca para el producto era (y que nadie me malinterprete) la de Virgen de los Desamparados. Confieso que me dejo confuso ya que nunca me lo había planteado.

  Como horizonte la revisión de las subvenciones de la PAC europea en 2013, verdadero test que marcará el destino de esta economía y esta tierra. Actuaciones desde la administración como la necesaria Ley del Olivar pueden ayudar, pero no nos engañemos, ninguna administración va a salvar a un sector si este no se salva a sí mismo, aunque la tendencia de ayudas de la Junta de Andalucía parece ir hacía los procesos de integración y fusión.

Cuestiones añadidas y aun en debate como la profesionalización de la gestión de las cooperativas, esto es, que dispongan de gestores formados no en la producción, como hasta ahora, sino en el resto de la cadena hasta el consumidor. Ahora un presidente de cooperativa vende en un momento y a un precio determinados por intuición y por supuesto por presión de sus cooperativistas, pero qué ocurriría con un gestor profesional que conociese el mercado, sus mecanismos y sus tiempos.

Y una última reflexión. El olivar es un cultivo social que mantiene vivos a decenas de pueblos y miles de familias. Villacarrillo está en las zonas con más productividad, pero ese otro olivar menos productivo corre un riesgo extremo de dejar pueblos enteros vacíos, a lo que hay que añadir las exorbitantes subvenciones europeas a los grandes latifundios. No es ningún disparate plantearse la modulación de las subvenciones con una discriminación positiva hacia el mantenimiento de esos pueblos y al agricultor medio que vive de su trabajo y de su cosecha.