A una semana para las elecciones municipales ya están todas las cartas sobre la mesa. Los ciudadanos van a decidir los candidatos que van a gestionar Villacarrillo, y es una decisión importante, por lo que es importante conocer bien quien es cada cual, y mirar candidato a candidato.
Son cinco las candidaturas. Ya lo fueron en 2003, en aquella ocasión con el Partido Andalucista. Impecablemente democrático, pero malo para Villacarrillo. Un ayuntamiento atomizado es garantía de inestabilidad política, donde los grupos minoritarios, que son los menos votados, condicionarán la voluntad de la mayoría, y acabarán imponiendo sus caprichos e intereses, que no los del pueblo.
Voy más allá, ese tipo de ayuntamiento es un riesgo mayor que la economía, pues sean cuales sean las condiciones económicas, será garantía de un ayuntamiento ingobernable, donde será imposible aplicar ninguna política coherente. En los tiempos que vamos a vivir se necesita estabilidad política, capacidad de respuestas y no una jaula de grillos que paralice el Ayuntamiento y perjudique a todo un pueblo.
Un partido político debe tener capacidad para desarrollar su trabajo, y si lo hace mal a las siguientes elecciones a la calle.
Por eso, en Villacarrillo, o algún grupo obtiene la mayoría necesaria o este pueblo está abocado a perder cuanto ha ganado en la última década.
Por el PP, se presenta Julián Gilabert, un veterano de bastantes legislaturas con el que he compartido Corporación durante 12 años, en la que hemos sido capaces de entendernos sin pegarnos. Es su cuarta candidatura a Alcalde y está convencido de que es la definitiva. Una buena persona, a la que acompañan Sole, trabajadora del Centro Ocupacional y Ángel Castillo, muy conocido en Villacarrillo y que ha trabajado durante años en la oficina de Mapfre.Creo que son gente moderada y razonable.
IU presenta a su actual concejala, Aurelia Palomares, seguida del policía local en segunda actividad Juan Ballesteros. Una opción que, en mi opinión, apuesta por el diálogo y por cerrar un periodo de relaciones problemáticas con el PSOE, siempre que los que llegamos a aquella situación nos mantengamos al margen, todos. La aparición de Eduardo Muñoz en tercer lugar parece un apoyo explícito del partido a los dos primeros, donde se van a mover sus opciones.
Por su parte FADI, los Independientes (de quienes no he encontrado foto), retiran a sus miembros históricos, Paco Claverías y Lourdes Navarrete para presentar una sorpresa, Ángel Pozo, amigo de la infancia, comerciante y con tradicionales inquietudes políticas que ahora puede desarrollar. Una incógnita a desvelar, con más recorrido en campaña al ser el más desconocido. También apoyado por el factotum del grupo en 5º lugar, Juan Jiménez "Arpi". Candidatura algo apresurada, y formación política que tuvo su explicación histórica, pero a la que creo ha pasado su tiempo.
Otra novedad, PLCV, partido surgido de la familia Raya, y que perdonen los que dicen que no es así, pero si la secretaria de organización es la mujer, el candidato es el marido, la sede es su domicilio, y la fuerte suma de dinero que ponen para la campaña, 10 o 15.000 €, sale de su bolsillo, la evidencia es la que es. Y aquí soy claro, es un partido surgido para resolver venganzas personales y familiares, alguna contra funcionarios que en su momento no claudicaron ante fuertes presiones sobre asuntos urbanísticos. Candidato que en poco tiempo ha acumulado dos querellas criminales que podrían hacer, si la justicia así lo considera, que Rafael Raya acabase imputado y en su caso condenado por un delito. Además de haber anunciado despidos de trabajadores "a dedo", como aquellos caciques de toda la vida, y que fue expulsado del PSOE por irregularidades con las cuentas y manipulación de altas de militantes. Esto no es precisamente lo que necesita Villacarrillo, un vestido de populismo con un fondo de venganzas.
Por último la candidatura del PSOE, mitad veteranos, mitad renovación. La única con experiencia y sin duda la mejor preparada. Paco Montañez, actual alcalde, que ha manejado con habilidad los últimos años de crisis (y son pocos los ayuntamientos que lo han hecho), María Espinar, actual concejala de Empleo y Juventud, Cristina Ruíz, actual concejala de Desarrollo Económico y un helenco sólido y convincente.
Las dos opciones de gobierno pivotan sobre PSOE o PP, con más probabilidad sobre el primero que sobre el segundo. Sea cual sea el ganador, que lo sea con la mayoría suficiente, pues en ello le va a Villacarrillo el salir con decencia de la crisis.