Personalmente, Besteiro es la persona de una larga serie de lecturas, junto a Bertrand Russell, cuya vida y obra más me han apasionado.
“La historia del socialismo español está plagada de figuras relevantes que han influido grandemente en el destino de nuestro país. Entre ellas se encuentra en un lugar de privilegio uno de los hombres que más prestigio ha dado la idea socialista y a la praxis política española: Julián Besteiro.
Recientemente se ha conmemorado el 50 aniversario de su muerte en la cárcel de Carmona. Fue sucesor de Pablo Iglesias en el Partido Socialista y presidente de las Cortes republicanas; condenado dos veces a cadena perpetua, su dignidad y honestidad le llevó a abandonar el país tras la derrota en la guerra civil y seguir el mismo triste y terrible camino de los españoles del bando republicano. Poco después murió en la cárcel de una septicemia y, a decir de algunos, de tristeza por el destino de España.
Noble, cabal y de gran fortaleza moral, fue honrado y consecuente hasta las últimas consecuencias. Cualidades que le fueron reconocidas incluso por sus enemigos. Tuvo una relación, poco conocida, con Villacarrillo que él mismo relató en las Cortes, ante la gravedad de lo que aquí sucedía. Relación fugaz que le dejó, según confiesa, una fuerte impresión.
Ante las elecciones municipales de 1920 en Villacarrillo, las clases dominantes se resistían a que la Junta del Censo proclamara a los candidatos socialistas, presentar su única candidatura y proclamarla sin votación. A este fin utilizaron todos los medios a su alcance. Se generalizó, por parte de las autoridades, la represión y el terror blanco, siendo corrientes las intervenciones crueles de la guardia civil, cuyo capitán incluso entró a caballo en la Casa del Pueblo para disolver violentamente un mitin de un importante cargo socialista. Ante la desesperada situación, se requirió la presencia de un diputado a Cortes de la entonces minoría socialista. Tras laboriosas gestiones se logró la presencia de Julián Besteiro.
Se le recibió con la plaza tomada por la guardia civil a pie y a caballo. El alcalde, Gerardo Pastor, no quiso recibirlo; también impidió el paso de los candidatos socialistas a la Junta del Censo cuando se agotaba el tiempo de inscripción. Al final subieron forcejeando contra los guardias que les impedían el paso. En la confusión del momento, un guardia municipal gritó que D. Julián Besteiro le había dado una bofetada. La guardia civil le detuvo, le zarandeó, maniató y condujo al calabozo municipal, a pesar de que invocó repetidamente su condición de diputado, y por tanto su inmunidad. El calabozo era a la sazón urinario y vertedero, según sus palabras: "como ese calabozo no he vista jamás ninguno...". No tenía sitio donde sentarse y prefirió no hacerlo en la promiscuidad de la basura. Al fin, fue puesto en libertad ante la evidencia de la falsa acusación y lo desproporcionado de la medida, pero aun así no le dejaban volver en el coche que llegó. Tras una tensa espera, abandonó Villacarrillo. "Salí en el automóvil, y cuando me iba alejando del pueblo por la carretera, empecé a ver por acá y por allá algunos obreros desperdigados que corrían tras el coche y saludaban desesperadamente con sus gorras creyendo, sin duda, que con aquel coche se marchaba su última esperanza. Os declaro que la impresión más terrible que he recibido ha sido esa". La votación para las elecciones se llevó a cabo, como relata el periódico "El Socialista", entre abusos y violencias de toda índole, cometidos por los segundones de los caciques tradicionales. Quede este testimonio para honor del socialista más honrado de todos los tiempos y reflexión de los habitantes de Villacarrillo".
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